EUROPA
PRESS
2 febrero
2022
¿Hombres
frágiles o muy masculinos? Con cuál de ellos las mujeres fingen más orgasmos
La mayoría de las investigaciones
anteriores sobre la masculinidad se centran en cómo la visión cultural de la
masculinidad afecta a los hombres y a su comportamiento. Una nueva
investigación examina el tema desde el punto de vista de las mujeres que buscan
proteger el sentido de la masculinidad de sus parejas, quizá a costa de ellas
mismas.
Las mujeres que mantienen relaciones sexuales con hombres
pueden cambiar su propio comportamiento sexual en un esfuerzo por proteger la
percepción de virilidad de sus parejas, según un nuevo estudio publicado en la
revista 'Social Psychological and Personality
Science'.
Cuanto más perciben las mujeres el sentido de masculinidad
de su pareja como frágil, más dicen fingir los orgasmos y menor es su
satisfacción sexual. "Las mujeres dan prioridad a lo que creen que
necesitan sus parejas por encima de sus propias necesidades y satisfacción
sexual", explica la autora principal, Jessica Jordan, de la Universidad
del Sur de Florida, en Estados Unidos.
Para el estudio, en el que se recogieron datos de 283
mujeres, los investigadores descubrieron que cuanto más percibían las mujeres
la masculinidad de su pareja como precaria, más ansiedad y peor comunicación
experimentaban, lo que a su vez predecía una menor tasa de orgasmos y
satisfacción sexual.
Otro estudio, en el que participaron 196 mujeres, descubrió
que las participantes a las que se les pidió que imaginaran a una pareja
masculina cuya virilidad era frágil también eran menos propensas a proporcionar
una comunicación sexual honesta.
"Si una mujer está preocupada por amenazar
inadvertidamente la virilidad de su pareja, eso podría llevar a una ruptura de
la comunicación", explica Jordan.
En un tercer estudio, los investigadores reclutaron en
Facebook a 157 mujeres que mantenían relaciones sexuales con hombres para que
completaran una encuesta anónima sobre su vida sexual. Los resultados mostraron
que las mujeres que ganaban más dinero que sus parejas tenían el doble de
probabilidades de fingir orgasmos que las que no lo hacían.
Jordan desaconseja interpretar que la disminución de la
satisfacción sexual y de la comunicación honesta es culpa del hombre o de la mujer
en cuestión. Precisa que si a las mujeres se les ha hecho creer que es su
trabajo proteger el sentido de masculinidad de su pareja reteniendo la
retroalimentación sexual, tiene sentido que lo hagan.
Del mismo modo, si los hombres no son conscientes de que su
comportamiento (o el de los hombres en general) da a su pareja la percepción de
que la retroalimentación sexual no es bienvenida, no tienen la oportunidad de
decirle lo contrario.
La investigación futura, dice Jordan, debería explorar este
fenómeno dentro de las parejas, incluyendo a los hombres en parejas del mismo
sexo.
Aunque la investigación actual se centró en cómo las mujeres
perciben y responden a la inseguridad masculina, Jordan señala que es
importante recordar que la comunicación honesta y la comprensión de las
necesidades sexuales de sus parejas también beneficia a los hombres.
"Cuando la sociedad crea un estándar de masculinidad imposible de mantener
nadie gana", advierte.